¿Os acordáis de Diella? El chatbot de la plataforma digital e-Albania, donde ayuda como cualquier otro chatbot. Ahora, sin embargo, amplía sus competencias para evaluar las propuestas de las compañías privadas que compiten por contratos estatales.
El primer ministro de Albania, Edi Rama, ha nombrado a Diella (Sol, en Albanés) ministra de contrataciones públicas. Su misión será supervisar y adjudicar las licitaciones estatales, un área históricamente marcada por la corrupción en el país.
Rama, que inicia su cuarto mandato, defendió que el bot Diella es el primer miembro del gabinete "que no existe físicamente, sino de manera virtual". Según el Gobierno, esta medida busca garantizar que las adjudicaciones estén libres de sobornos y presiones externas, uno de los principales obstáculos para la adhesión de Albania a la Unión Europea en 2030.
El Ejecutivo asegura que, al no estar sujeta a intereses personales, la IA Diella puede actuar con imparcialidad, otorgando contratos a las ofertas más competitivas y reduciendo el margen para el clientelismo político. "Queremos un país donde las licitaciones públicas estén 100% libres de corrupción", afirmó Rama durante la presentación.
La decisión ha generado reacciones encontradas. Mientras algunos ciudadanos ven en la IA Diella una oportunidad para dejar atrás décadas de irregularidades, la oposición ha calificado el movimiento de "inconstitucional" y acusa al primer ministro de convertir el Gobierno en un "experimento tecnológico".
Expertos en ética y derecho también han mostrado reservas: una inteligencia artificial no puede asumir responsabilidades legales ni rendir cuentas en caso de errores o sesgos, lo que abre un vacío de responsabilidad política.
Si me preguntas a mí, este argumento es un poco blando porque efectivamente, si un médico, político, o arquitecto, la jode bien jodida, es cuestión de un marco legal sin ambigüedades que deje claro la responsabilidad de una persona detrás de la IA para evitar un "yo hice lo que me mandó la IA".
Eso ya pasa. Cuando un edificio se derrumba, el responsable "real" es uno, pero la firma es de su jefe que cobra mucho más por la responsabilidad de la firma aunque no haya estado involucrado realmente (por algo cobra, se delegan a tus subalternos tareas, pero no la responsabilidad legal). Son la oposición y deben oponerse, pero esto no me parece argumento de peso.
Que sea inconstitucional, pues no lo sé, podría ser si entendemos que un ministro debe ser una persona, pero, dejando de lado el marketing, tan sencillo como que no tenga rango de ministros (si es que legalmente se ha nombrado tal, cosa que dudo), lo dejamos en una herramienta software y va a hacer lo mismo.
Además, la seguridad de estos sistemas frente a ciberataques sigue siendo un punto débil, dicen.
Aunque otros países han probado el uso de la IA en política, Albania es el primero en otorgar rango ministerial a un sistema automatizado.
En 2023, Rumanía nombró a ION consejero para recopilar opiniones ciudadanas a través de Twitter.
Ucrania creó en 2024 a Victoria Shi, un avatar con la imagen de la cantante Rosali Kovbasa para difundir información a los medios en plena guerra con Rusia, así como Natalka o Diiia, menos viralizadas.
Tecnológicamente la de Albania me parece la única noticia relevante, y no está exenta de humo.
Tecnológicamente, Diella no era más que un chatbot, y ahora un modelo de IA entrenado acompañado (cuando es necesario que de un discurso para hacer noticia) por un vídeo generado para mostrar a esta mujer con atuendo tradicional, como yo prepararía mis propios vídeos para mis partidas.
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Enio Kaso, jefe del Departamento de Inteligencia Artificial y Licencias de Criptomonedas, muestra a la "ministra" Diella, el viernes 12 de septiembre de 2025. (AP Foto/Vlasov Sulaj). |
Rama afirmó que las decisiones sobre licitaciones se tomarán “fuera de los ministerios” y se pondrán en manos de Diella, a quien describe como “la servidora de la contratación pública”. Señaló que el proceso irá “paso a paso”, pero que Albania será un país donde las licitaciones públicas serán “100 por ciento incorruptibles y donde cada fondo público que pase por el procedimiento de licitación será 100 por ciento transparente”. “Esto no es ciencia ficción, sino el deber de Diella”, añadió. “Nuestro objetivo es construir un gobierno más eficiente, transparente y libre de corrupción, y la tecnología es nuestra mejor aliada en este desafío”.
Durante su intervención de tres minutos, (uno de esos vídeos preparados) proyectada en dos grandes pantallas del Parlamento, Diella afirmó: “La Constitución habla de instituciones al servicio del pueblo. No habla de cromosomas, de carne o sangre. Habla de deberes, responsabilidad, transparencia, servicio no discriminatorio”. El avatar aseguró que encarna estos valores “tan estrictamente como cualquier colega humano, tal vez incluso más”.
Su función principal es analizar grandes volúmenes de información para detectar patrones irregulares y alertar sobre posibles casos de corrupción, así como optimizar la eficiencia de los servicios públicos.
La IA tendrá acceso a bases de datos gubernamentales y podrá identificar irregularidades en tiempo real, lo que permitirá actuar con mayor rapidez ante posibles delitos o malas prácticas. Además, se espera que la automatización de procesos administrativos reduzca la burocracia y mejore la calidad de los servicios ofrecidos a la ciudadanía.
La propuesta de incorporar una inteligencia artificial al gabinete fue anunciada por Edi Rama en agosto pasado, tras un proceso de consultas con expertos en tecnología y gobernanza. La implementación se concretó ahora, coincidiendo con el inicio del nuevo mandato del primer ministro.
El proceso incluyó la adaptación de marcos legales y la capacitación de funcionarios para interactuar con la nueva ministra digital, en un esfuerzo por garantizar la integración efectiva de la tecnología en la estructura estatal.
Es decir, Diella no recibe (o no todavía) las ofertas y decide cuál es la seleccionada según entiendo, si no que no deja de ser una nueva herramienta bastante particular por todo el marketing que la acompaña y las particularidades legales de dar rango ministerial a una herramienta que se pretende humanizar.
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