lunes, 1 de septiembre de 2025

La Gotham de Palantir

Cuando el gobierno de los Estados Unidos firma contratos con empresas tecnológicas privadas, las cláusulas más detalladas raramente llegan al conocimiento del público. Palantir Technologies, sin embargo, ha acaparado cada vez más atención en la última década debido al volumen y al alcance de sus acuerdos con la administración pública.

Palantir dispone de dos plataformas principales: Foundry y Gotham. Cada una cumple funciones diferentes. Foundry está diseñada para empresas del sector privado, a las que facilita la gestión global de sus operaciones. Gotham se presenta como un “sistema operativo para la toma de decisiones globales” y está dirigida primordialmente a organismos públicos.


Soy investigador especializado en la intersección entre la gobernanza de datos, las tecnologías digitales y el gobierno federal estadounidense. Analizo cómo la administración aglutina cada vez más datos de distintas fuentes y las consecuencias políticas y sociales de dicha integración. El trabajo de Palantir con el gobierno federal, mediante la plataforma Gotham, está acelerando este proceso.

Gotham es una plataforma de investigación concebida para cuerpos policiales, agencias de seguridad nacional, departamentos de salud pública y otros organismos estatales. Su objetivo es, en apariencia, sencillo: tomar todos los datos de los que ya dispone una agencia, descomponerlos en sus componentes elementales y ponerlos en relación. Gotham no es simplemente una base de datos. Recoge información fragmentada, dispersa entre múltiples organismos y almacenada en muy diversos formatos, y la transforma en una red unificada y consultable.

El impacto de la plataforma Gotham de Palantir es considerable. El software permite a los analistas y a las fuerzas del orden enlazar grandes conjuntos de datos heterogéneos, construir perfiles de inteligencia y buscar a personas en función de rasgos tan concretos como un tatuaje o una determinada situación administrativa en materia de inmigración. Transforma registros históricamente estáticos —como archivos de tráfico, atestados policiales o datos sociales intervenidos, tales como historiales de ubicación o mensajes privados— en una red dinámica de inteligencia y vigilancia.


De este modo, los organismos utilizan la plataforma para confeccionar perfiles exhaustivos de individuos, cartografiando sus redes sociales, rastreando sus movimientos, identificando sus características físicas y repasando sus antecedentes policiales. Esto puede incluir, por ejemplo, el mapeo de la red social de un posible miembro de banda a partir de registros de detención y lecturas automáticas de matrículas, o la identificación de personas en una zona determinada que comparten una situación administrativa concreta.

La eficiencia que hace posible la plataforma resulta innegable. Para los investigadores, lo que antes requería semanas comprobando manualmente sistemas aislados puede ahora lograrse en apenas unas horas o incluso menos. Sin embargo, multiplicar la capacidad de investigación altera a su vez la relación entre el Estado y la ciudadanía.

Alteración del equilibrio de poder

Las consecuencias políticas del auge de Palantir se perciben mejor al valorar su influencia y su penetración en la administración. Solo el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas ha gastado más de 200 millones de dólares en contratos con Palantir, aprovechando el software tanto para gestionar su sistema Investigative Case Management como para integrar historiales de viajes, registros de visados, datos biométricos y de redes sociales.

El Departamento de Defensa ha adjudicado a Palantir contratos multimillonarios para apoyar la inteligencia en el campo de batalla y el análisis basado en inteligencia artificial. Incluso organismos civiles como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) o la Hacienda estadounidense (Internal Revenue Service), así como cuerpos policiales municipales como el Departamento de Policía de Nueva York, han contratado a Palantir para proyectos de integración de datos. Estas integraciones hacen que Palantir no sea ya un mero proveedor de servicios informáticos, sino un colaborador activo en la organización y uso de la información pública. Ello genera cierta dependencia: la misma empresa privada ayuda a determinar de qué forma se desarrollan las investigaciones, cómo se priorizan los objetivos, cómo operan los algoritmos y cómo se justifican las decisiones.

Dado que Gotham es una plataforma privativa, ni el público ni los cargos electos pueden examinar cómo ponderan sus algoritmos determinados factores ni por qué seleccionan ciertas conexiones. Sin embargo, sus conclusiones pueden tener repercusiones vitales: desde figurar en una lista de deportaciones hasta ser clasificado como riesgo para la seguridad. La opacidad dificulta la supervisión democrática, y la amplitud del sistema implica que errores o sesgos puedan multiplicarse y afectar a gran escala.

Más allá del ámbito policial

Los defensores de Palantir argumentan que moderniza sistemas informáticos públicos muy anticuados y los acerca a la analítica integrada, habitual en la empresa privada. Sin embargo, en el ámbito de la administración pública, las implicaciones políticas y sociales son distintas. La búsqueda centralizada basada en atributos—ya sea por localización, estatus migratorio, tatuajes o afiliaciones—permite la perfilación masiva.

En manos indebidas, o incluso bienintencionadas bajo coyunturas políticas cambiantes, este tipo de sistema puede normalizar la vigilancia de comunidades enteras. Y los criterios que hoy activan el escrutinio pueden ampliarse en el futuro.



Las capacidades de Gotham pueden permitir operaciones similares a mucha mayor escala y velocidad. Una vez establecida la infraestructura de integración de datos, su uso tiende a extenderse, a menudo muy lejos de su cometido inicial.

Una transformación en la gobernanza

El fondo de la cuestión no es solo la acumulación de más datos por parte del gobierno, sino la transformación del modelo de toma de decisiones, cada vez más influido por lo que revelan las plataformas integradas. Antes de Gotham, someter a una persona a investigación requería pruebas concretas: un hecho, un testimonio. En el contexto de Gotham, la sospecha puede surgir de patrones en los datos—patrones cuya relevancia determinan algoritmos cuya lógica es desconocida.

Este nivel de integración permite a los responsables justificar acciones presentes en función de riesgos potenciales futuros. El giro hacia lo predictivo en la gobernanza responde a una lógica que algunos académicos denominan “seguridad preventiva”, capaz de debilitar las salvaguardias legales tradicionales que exigen pruebas antes de la sanción.

Lo que está en juego para la democracia

La colaboración entre Palantir y el gobierno federal plantea interrogantes fundamentales sobre la rendición de cuentas en un Estado orientado al dato. ¿Quién decide el uso de estas herramientas? ¿Quién puede recurrir una resolución adoptada mediante sistemas informáticos, y más aún si esos sistemas son privativos?

Sin normas claras y supervisión independiente, existe el riesgo de que la tecnología de Palantir se convierta en el estándar de gestión pública. Puede utilizarse no solo para controlar a sospechosos o terroristas, sino también para gestionar flujos migratorios, vigilar y reprimir manifestaciones o imponer medidas sanitarias. El peligro no es que existan estas capacidades, sino que los organismos públicos puedan emplearlas de manera que vulneren las libertades civiles sin consentimiento previo.

Una vez implantados estos sistemas, resultan difíciles de desmontar. Generan nuevas expectativas de rapidez y eficiencia en la investigación, lo que hace políticamente costoso volver a procesos más lentos y manuales. Esa inercia puede consolidar no solo la tecnología, sino también la expansión de la vigilancia que conlleva.

Elegir el futuro

A medida que Palantir profundiza sus colaboraciones con la administración pública, los desafíos que plantea superan las cuestiones de coste o eficacia. Están en juego derechos y libertades fundamentales, así como el riesgo potencial de abuso. ¿Existirán garantías legales sólidas y mecanismos de control transparentes capaces de acotar estas herramientas de análisis? La respuesta dependerá tanto de la voluntad política como del diseño técnico. Gotham es mucho más que un simple programa informático: representa cómo puede funcionar la gobernanza moderna, a través de datos, conexiones, supervisión continua y control. Las decisiones sobre su uso hoy condicionarán el equilibrio entre seguridad y libertad durante las próximas décadas.




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