Irónicamente, el primer contacto entre la transhumanidad y una forma de vida alienígena, lo llevó a cabo un grupo aislado y sin interés por el resto de la transhumanidad. Un hábitat aislado dominado por un culto al juicio final en los Troyanos de Neptuno, que aguardaba pacientemente el regreso profetizado de los TITAN, sufrió una avería grave en sus sistemas de soporte vital. Al no esperar que nadie respondiese a su llamada de emergencia, se sintieron a la vez aliviados y conmocionados al ver cómo una nave espacial alienígena vino en su ayuda.
Poco después de este suceso, tres naves desconocidas de diseño alienígena se acercaron simultáneamente a Marte, Luna y Titán, accediendo a las redes locales para anunciar su presencia y sus intenciones pacíficas.
Aunque en un primer momento su presencia desencadenó la alarma y el pánico, el rescate de los aislados y sus afirmaciones de no hostilidad permitieron que prevaleciesen las opiniones más calmadas. Llegados tres años después del fin de la hostilidad de los TITAN, estos nuevos alienígenas se mostraban agradablemente poco amenazadores.
Fueron apodados rápidamente como “factores”, tanto por sus afirmaciones de actuar como embajadores de un grupo de civilizaciones alienígenas, como por su interesante biología, las comunicaciones iniciales entre especies fueron confusas y desordenadas.
Los factores lanzaron una serie de advertencias veladas y expresaron su preocupación sobre ciertos desarrollos tecnológicos, especialmente la inteligencia artificial no controlada.
Se negaron por completo a tratar con entidades digitales y rompieron las negociaciones con cualquier grupo dedicado al desarrollo de IAG. También hicieron serias advertencias contra el uso de las puertas Pandora. Los factores afirmaron que conocían de la existencia de la humanidad desde hacía tiempo y que habían estado vigilándoles, pero que eligieron esperar para establecer contacto.
Los factores hacen negocios con múltiples facciones transhumanas. Aunque a menudo menosprecian los logros tecnológicos de la transhumanidad, demuestran interés por nuestro desarrollo y nuestros avances científicos, especialmente en el campo de las ciencias biológicas, así como en nuestras artes, historia y cultura.
Se muestran muy reticentes a divulgar información acerca de su propia civilización y de las de otros xenomorfos, aunque en ocasiones han comerciado con artefactos alienígenas de diseño inusual y funciones peculiares. Normalmente se supone que se trata de baratijas sencillas de un valor limitado y que los factores se aseguran de no compartir con la transhumanidad nada de auténtico valor, en especial nada que pueda afectar de forma drástica a nuestro desarrollo.
Biológicamente, los factores parecen ser algún tipo de colonia evolucionada de mohos mucilaginosos. Por lo que se sabe, se comunican únicamente por medio de señales y receptores químicos, lo que exige que todas las interacciones con la transhumanidad se efectúen mediante ordenadores. Se han avistado diversos tipos de factores, lo que implica que recurren a fuertes modificaciones biológicas.
Las naves espaciales de los factores parecen ser naves bordeadoras lumínicas capaces de velocidades cercanas a la de la luz. Sin embargo, debido a la frecuencia de sus visitas al sistema solar (2-3 veces al año), se especula que puede que cuenten con una base cercana, que posean la capacidad de viajar a velocidades superiores a la de la luz, o posiblemente que cuenten con sus propias puertas Pandora.
Dadas las enormes diferencias psicológicas entre las especies transhumanas y los factores, resultaría presuntuoso especular acerca de sus auténticos sentimientos o intereses para con la transhumanidad. Sin embargo, se tiene la esperanza de que al continuar las negociaciones con ellos, la transhumanidad sea capaz de aprender más cosas acerca de la naturaleza de la galaxia, e incluso tal vez acerca de nuestra propia historia.

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