Tu mente es software. Prográmala.
Tu cuerpo es hardware. Cámbialo.
La muerte es una enfermedad. Cúrala.
La extinción se aproxima. Combátela.
jueves, 14 de enero de 2016
Neil Harbisson
Neil Harbisson ha convertido en realidad la famosa frase final del replicante Roy Batty en ‘Blade Runner’. Porque ha visto cosas que nosotros no creeríamos. No hay evidencia de que haya sido testigo de naves que arden más allá de Orión, pero sí de que es capaz de ver colores extraterrestres. Será porque algo de replicante tiene este británico de padre irlandés y madre catalana nacido en Londres y criado en Mataró (donde ya dio muestras de su peculiar personalidad y su espíritu rebelde cuando se encadenó a un árbol para evitar que fuera talado).
Harbisson, músico y artista, es el primer hombre que ha sido reconocido legalmente como un cíborg. Sucedió cuando en 2004 consiguió que la administración británica aceptara su foto con el ‘eyeborg’, un dispositivo diseñado por él mismo y conectado a su cerebro, para renovar el pasaporte. El eyeborg consiste en un sensor y una antena que envía señales a un chip implantado en su cráneo; este chip convierte las frecuencias de luz en vibraciones para que sea capaz de escuchar los colores. Hasta que comenzó a utilizar este dispositivo Harbisson no sabía lo que era percibir el color: una extraña enfermedad congénita llamada acromatopsia limitaba su visión al blanco y negro.
Neil ha hecho de su peculiar percepción un objeto artístico y una causa de lucha. Artísticamente compone música traduciendo los colores en sonidos, o pinta cuadros realizando el camino inverso. En su faceta de activista creó la ‘Cyborg Foundation’ junto a su amiga y coreógrafa Moon Ribas, una organización que defiende el derecho de los humanos a convertirse en ciborgs incorporando tecnología a nuestros cuerpos. Mientras su sueño transhumanista se convierte en realidad, Harbisson continúa experimentando con su ‘eyeborg’: gracias a la conexión vía satélite de la antena puede recibir sonidos del espacio exterior -y ver los colores que hay allá afuera- o conectarse a Internet y percibir colores de cualquier lugar del mundo. Harbisson cree que en un futuro cercano el suyo no será un caso extraño, puesto que la biología tiene limitaciones que podremos suplir con la tecnología y afirma que “todos los humanos estamos en transición de convertirnos en ciborgs".
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